lunes, 18 de noviembre de 2013





La Fotografía documental, nos hace notar la importancia de la sensibilidad social o sensibilidad interpersonal, la habilidad para sentir, percibir y responder de forma conveniente en situaciones personales, interpersonales y sociales. Es aquí, donde hago muestra única y sublime acerca de la primera fase de la evolución histórica que ha tenido la fotografía con carácter documentalista, y es aquella perteneciente al siglo XIX, quien nos hace notar una base amplia que se relaciona al entorno de la vida familiar y sus álbumes, la característica viva de un mundo real en lugares remotos, que produjesen un comentario social mas profundo e importante, como lo quiere hacer notar siempre el fotógrafo con imágenes que demostrasen la verdad mas allá de la imagen en sí misma, claro hecho se demuestra en las fotos de J. Thomson (1896) como ejemplo a mi trabajo.







Todo comenzó cuando mi mamá y mi papá decidieron casarse después de 8 meses de pololeo. Mi madre venía de un fracaso matrimonial, estuvo 5 años y medio casada y ahí tuvo a mis 2 hermanos; el mayor llamado Carlos Roberto actualmente de 36 años, abogado, director de la Facultad de Derecho de la Universidad Austral, padre de familia, tiene 3 niños y vive en Valdivia. 









Mi otro hermano Juan Pablo, es Psicólogo, tiene 33 años y es soltero. Mi madre es mayor 5 años que mi papá, pero eso no fue impedimento para que se enamoraran. Al mes de casados, mi madre quedó embarazada de mi, para ella fue una gran sorpresa ya que no estaba preparada para ser madre nuevamente tan pronto después de tantos años, pero claramente eso no quiere decir de que no se sintieran las personas mas felices del planeta.




Se les venía una enorme bendición de Dios encima y fue así como empezaron a preparar mi llegada. Se pusieron muy felices cuando supieron que yo era una niñita, mi madre tuvo que dejar de trabajar ya que tuvo un embarazo muy complicado, con un diagnóstico médico de placenta previa, por lo que debió guardar reposo casi 7 meses.



Nací un 29 de Julio de 1990 a las 20:10 hrs. en la Clinica Davila, en excelentes condiciones pese a venir con 2 circulares al cuello. Mi madre se dedicó a cuidarme quedándose en casa y tomando como decisión de vida no volver a trabajar más. Comenzaron a transcurrir los meses, y descubrieron que yo tenía reflujo gastroesofágico por lo que debía dormir sentada en la cama y comer solo papillas.


 



A los 10 meses fui operada, me fabricaron con parte de tejido de mi estómago, un píloro que es como una puerta que se cierra una vez ingresada la comida e impide que esta se devuelva. La operación fue un éxito ya que al mes subí kilo y medio y nunca mas volví a vomitar, lo que causaba una angustia tremenda en mi familia especialmente mi madre que era la que estaba todo el día conmigo.



Al poco tiempo, comencé a sostenerme con ayuda, salía a pasear a la plaza con mis padres y abuelitos, y al año caminé. A los 3 años ingresé al jardín infantil donde aprendí a socializar, hice amigos, me enseñaron hábitos, y lo que mas me gustaba era disfrazarme.





Fue en esa época cuando mi hermano Juan Pablo quien entonces tenía 9 años decidió vivir con nosotros ya que vivía con su padre, el ex marido de mi madre. Luego de transcurrir 2 años, entré al colegio y muchas veces mi hermano me fue a retirar de clases con mi madre, éramos inseparables. Tuve una infancia maravillosa, rodeada de mucho amor y tuve profesores que recuerdo con mucho cariño hasta hoy y que fueron fundamentales en mi formación. Siempre fui muy buena alumna en lo académico aunque rebelde y desordenada en mi actuar.



Mi hermano Juan Pablo siempre fue un referente para mi, jamás peleábamos, él siempre preocupado por mi, de mi salud y de mi bienestar. Era mi mejor amigo y hasta el día de hoy lo es, lo amo incondicionalmente y ha sido un apoyo fundamental en mi vida.


Ha estado conmigo siempre en las buenas y en las malas y nos hemos apoyado mutuamente. Creo que el mayor problema familiar al cuál me he enfrentado y me parece que hasta el día de hoy me afecta porque ha dejado profundas huellas en mi y en mi familia ha sido el hecho de que mi hermano este privado de libertad por un error que cometió. 

 


Ha sido una pesadilla, pero nos ha fortalecido como familia, nos ha acercado a Dios, todos hemos hecho nuestras mea culpa y jamás hemos dejado de visitarlo, y el amor por mi hermano sigue inalterable. 







Aun sigo viviendo con mis padres, todos esperando la pronta libertad de Juan Pablo. Tengo la esperanza de que este hecho no deje huellas ni marcas dolorosas y pueda superar este doloroso trance.


Soy una persona muy optimista, con muchas proyecciones en mi vida a futuro en lo educacional y personal. Quiero convertirme en una afamada fotógrafa y casarme con Jorge mi actual pololo del cuál estoy muy enamorada.



Tengo ganas de vivir y seguir aprendiendo. 



Cabe señalar que es importante los vínculos emocionales que la persona va desarrollando con sus padres ya que le proporciona la seguridad afectiva indispensable para un buen desarrollo de su personalidad. La seguridad, ansiedad o temor a través de la vida es determinada en gran medida por la capacidad de respuesta de su principal figura de afecto (personas con que se establece el vínculo). 


Mis padres y mis hermanos me proporcionaron seguridad emocional, me enseñaron a ser fuerte ante la adversidad, a ser tenaz y perseverante y a decir siempre la verdad y a ser aceptada y amada incondicionalmente. Ellos me mostraron desde pequeña una familia disciplinada, siempre dispuestos a orientarme, a mostrarme las consecuencias naturales de mis actos.
Me crie en un clima amoroso y conciliador, donde todo se conversaba y asi sigue siendo.

Concluyo que ante un dolor terrible que pueda dejar huellas en la familia, hay que sobreponerse, ésta demuestra que el ser humano a pesar de todo sufrimiento, angustias y dolores de la vida tiene la capacidad de reafirmar su compromiso con si mismo, con el prójimo, con el mundo.